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MEDALLA FIELDS

 

Muchas veces nos hemos preguntado por qué no existe un nobel de Matemáticas. Las malas lenguas cuentan que la mujer de Alfred Nobel, creador de los premios, le fue infiel con un matemático, y que por esa razón decidió ignorar a esa disciplina en sus famosos premios. Aunque lo más lógico es que a Nobel no le interesaran nada las matemáticas, hecho que está comprobado. Nobel fue ingeniero químico, inventó la dinamita, fabricó armas y tuvo una faceta de empresario, lo que le llevó a amasar una gran fortuna gracias a sus muchas patentes (registró 350). Con su inmensa fortuna, dejó la orden en su testamento de premiar a las personas que más hubieran contribuido el año anterior a ciertas disciplinas, las más afines a sus intereses, y entre ellos, no se encontraban las matemáticas. Es por ello que, cada año, se otorga este premio para las categorías de física, química, medicina, economía, literatura y paz. A los galardonados los elige un selecto comité formado por personalidades y organizaciones de prestigio, que tras realizar una exclusiva criba entre cientos de candidatos propuestos también por diferentes organizaciones, deciden quienes son los que más han contribuido el año anterior en cada área.

 

Pero entonces, ¿no existe un Nobel de Matemáticas? Como tal, no, aunque si existen reconocimientos importantes (¿equivalentes a un Nobel?) en el campo de las matemáticas: el Premio Abel y La Medalla Fields (Medalla Internacional para Descubrimientos Sobresalientes en Matemáticas).

 

Aquí nos vamos a centrar en el segundo premio, la Medalla Fields. Para que los matemáticos no trabajan sin reconocimiento, John Charles Fields puso el dinero para que esta disciplina obtuviera su merecido prestigio. Esta tarea la empezó en 1936 otorgando dos medallas, que posteriormente pasaron a ser cuatro, que se entregan cada cuatro años, de forma que coincidan con los congresos internacionales de matemáticas, dónde se da a conocer el nombre de los afortunados. El único requisito que deben de tener estos genios aspirantes al premio, es ser menor de 40 años a día 1 de enero del año del congreso. Quién decide en este caso quienes son los merecedores del premio es la Unión Internacional de Matemáticas.

 

Físicamente, la medalla está chapada en oro y fue diseñada por Robert T. McKenzie en 1933. En el anverso tiene la cabeza del matemático griego Arquímedes y la inscripción Transire suum pectus mundoque potiri (Ir más allá de uno mismo y dominar el mundo). En el reverso, figura una esfera inscrita en un cilindro y la inscripción Congregati ex toto orbe mathematici ob scripta insignia tribuere (Los matemáticos de todo el mundo, se reunieron para dar esta medalla por escritos excelentes). Es el máximo galardón que otorga la comunidad matemática internacional.

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