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enigma

 

La palabra criptografía viene del griego krypto (oculto) y graphos (escritura) y es la ciencia que estudia el cifrado de mensajes, es decir, enmascarar mensajes mediante algoritmos que, además, nos permiten desenmascararlos para conocer el mensaje original. Históricamente se vincula a secretos de gobierno o militares (en guerras), aunque en la actualidad su uso está extendido en muchas más áreas, sobre todo en las referentes a traspaso de información (Internet, tarjetas de crédito, correos electrónicos, mensajes instantáneos, etc.). Pero si hay un período donde la criptografía tomó vital importancia fue en la Segunda Guerra Mundial, donde el cifrado y descifrado de mensajes se convirtió en un frente más de lucha.

 

Durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania usó un sistema de cifrado que tuvo en jaque a los aliados, donde los alemanes se comunicaban entre sí utilizando el código que generaba uno de los inventos más fascinantes de esa época, la máquina Enigma.

 

Esta máquina fue inventada por Arthur Scherbius, un ingeniero alemán que, tras la Primera Guerra Mundial, aplicó la tecnología existente para mejorar los sistemas de criptografía de los ejércitos, aplicando un algoritmo de sustitución de letras (cifrado de Vigenère). Scherbius se asoció con Willie Korn para financiar la máquina, ya que este poseía una compañía llamada Enigma Chiffiermaschinen AG, y mejorar el diseño y el cifrado de secretos comerciales.

 

La máquina Enigma era un dispositivo electromecánico cuyo mecanismo consistía en una serie de teclas (las letras del alfabeto) que accionaban los dispositivos eléctricos y hacían mover tres cilindros rotatorios, conectados a estas teclas por 26 cables cada uno, y donde los cilindros giraban a distinta velocidad, de manera que la posición de las conexiones iba cambiando con cada entrada del teclado, obteniendo un cifrado polialfabético. Además, el sistema contaba con 6 cables de conexión, que permitían introducir modificaciones y que unido a los 105.456 alfabetos, arrojaba más 3 x (10^114) posibilidades distintas de codificación.

 

El funcionamiento era bastante sencillo: simplemente se tecleaban las letras de un mensaje y se anotaban las letras que devolvía la máquina. Para obtener el mensaje original, bastaba introducir las letras del mensaje cifrado en la máquina, y ésta devolvía una a una las letras del mensaje original, siempre y cuando la configuración inicial de la máquina fuera idéntica a la utilizada al cifrar la información.

 

En 1933, Alemania nacionalizó la compañía y equipó el ejército con estas máquinas de cifrado, a las que añadieron un cuarto cilindro, para complicar más el descifrado de los mensajes. Así, durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania contaba con una enorme ventaja con Enigma, pues sus mensajes eran prácticamente indescifrables, añadido a que cada día se cambiaban su código (enviaban en clave, durante la transmisión del día, el código del día siguiente) y a que cada ejército usaba códigos distintos. Esto hacía que los Aliados solo contaban con un día para descifrar los mensajes.

 

La pregunta siguiente es obvia, ¿cómo se venció a Enigma? Para romper este encriptado se dieron varios factores: por un lado, la máquina original era un modelo que empezó a comercializarse antes de la guerra, por lo que había máquinas por todo el mundo, así que su funcionamiento era conocido (aunque las usadas por el ejército alemán eran una evolución más compleja).

 

Por otro lado, la codificación de un mensaje obligaba a los operadores a introducir tres letras, repitiendo la secuencia dos veces, al iniciar el mensaje (patrón que nunca cambiaba), dato que fue aprovechado por los polacos (del equipo del criptógrafo Marian Rejewski) que junto a los británicos (donde se encontraba el matemático Alan Turing) descifraron los códigos alemanes gracias a otras máquinas electromecánicas denominadas bombas criptológicas.

 

Por último, en mayo de 1941, la Royal Navy capturó un submarino alemán pudiendo hacerse con una máquina Enigma y con el preciado libro de claves (la captura se mantuvo en secreto para evitar que las claves fuesen cambiadas).

 

Todos estos factores obtuvieron como resultado el descifrado de los mensajes de Enigma y, con ello, la disminución de las pérdidas Aliadas.

 

Aunque los alemanes, ante esta situación, evolucionaron Enigma creando la máquina M4, los Aliados crearon un computador, llamado Colossus, para volver a descifrar los mensajes. Se puede decir, por tanto, que gracias a la criptografía nacieron los primeros computadores, destinados a descifrar códigos.

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