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CarOLINE HERSCHEL

Nacida en Hanover en 1750, esta astrónoma alemana, hermana de Sir William Herschel (astrónomo del rey Jorge III, descubridor del planeta Urano), ayudó en la elaboración de telescopios y en la observación del firmamento, descubriendo ocho cometas. Es considerada la primera astrónoma profesional.

 

La educación de Caroline corrió a cargo de su madre, mujer de rígida disciplina, que pensaba que las mujeres debían dedicarse exclusivamente a las labores del hogar, por lo que solo necesitaban saber escribir y leer.

 

Marcada por la viruela, que le dejó la cara marcada, y el tifus, que atrofió su crecimiento, su madre la obligó a dedicarse a las labores del hogar y a cuidar de sus hermanos, ya que una mujer tan deforme nunca se casaría.

 

En 1772 escapó del yugo materno y se fue a vivir con su hermano William, a Inglaterra,  retomando su afición a la música, llegando a ser una destacada soprano. Poco después, William compró el libro "Astronomía", de Ferguson, y se involucró cada vez más en la astronomía, enseñando a Caroline matemáticas, álgebra, trigonometría, astronomía e inglés.

 

Caroline colaboró con William en el cálculo, diseño y construcción de telescopios y en la catalogación y revisión de sus observaciones, acumulando datos para las publicaciones de William.

 

Pero también Caroline tenía pericia para mirar por el telescopio; en 1783 descubrió dos cúmulos desconocidos y observó que el espacio estaba lleno de ellos. Los hermanos Herschel llegaron a descubrir 2.500, aunque los hallazgos individuales de Caroline apenas tuvieron crédito.

 

En 1786 encontró su primer cometa, descrito como 'el primer cometa femenino', y fue recompensada por el rey Jorge con un sueldo de 50 libras anuales y el reconocimiento de la comunidad científica. Durante los años siguientes descubrió otros siete cometas, nebulosas, estrellas dobles (demostraron que muchas eran sistemas binarios, primera prueba de la existencia de gravedad fuera del sistema solar), galaxias espirales e irregulares y cúmulos abiertos que actualmente figuran en el Nuevo Catálogo General.

 

En 1798 envió a la Royal Astronomical Society su “Índice de observaciones de Estrellas fijas de Flamsteed”, con una lista de 560 estrellas que el astrónomo había omitido.

 

A la muerte de William, en 1822, Caroline volvió Hannover, donde centró su esfuerzo en la catalogación de los cuerpos celestes que había avistado.

 

En 1828 le concedieron la medalla de oro de la Royal Astronomical Society (la siguiente medalla concedida a una mujer no sería hasta 1996, a Vera Rubin). Posteriormente, en 1835, fue nombrada miembro honorario de esta Sociedad, cargo vetado hasta entonces a las mujeres. Tres años más tarde fue nombrada también miembro honorario de la Academia Real de Irlanda y en 1846 el rey Federico-Guillermo IV de Prusia le otorgó la Medalla de Oro de la Ciencia.

 

Caroline murió en Hannover en 1848. Escribió su propio epitafio: “Los ojos de ella, en la gloria, están vueltos hacia los cielos estrellados”.  En su honor, un cráter de la Luna se llama Caroline Herschell y el asteroide Lucretia se bautizó con su segundo nombre.

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